JUSTICIA.
Deriva del latín jus, justitia.
Ulpiano la define como "la voluntad firme y continuada de dar a cada uno lo suyo".
Para merecer la calificación de justo no basta serlo, en efecto, en un momento dado, se necesita conformar su conducta al Derecho sin rebeldía.
Santo Tomás de Aquino considera, como Ulpiano, que la justicia es el hábito por el cual se da, con una voluntad constante y perpetua, su derecho a cada uno. Sostiene también, con Aristóteles, que la justicia debe ser entendida como justicia conmutativa, que regula las relaciones de cambio, y justicia distributiva, referida al reparto por parte del Estado de las cargas y honores públicos. Agrega, además, la categoría de la justicia legal, referida a las personas que integran el Estado, quienes deben obedecer los preceptos que los rigen y contribuir directamente con el cumplimiento de sus obligaciones.
Emilio Calvo Baca
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